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«España, 2020: ¿un nuevo tiempo? El papel de la sociedad civil»

 

 

 

 

 

 

 

Resumen de la conferencia de D. José Luis García Delgado, presidente del Círculo Cívico de Opinión sobre «España, 2020: ¿un nuevo tiempo? El papel de la sociedad civil»

En una Unión Europea que afronta un año crucial para redefinir líneas estratégicas y recomponer equilibrios interestatales internos, al coincidir la salida del Reino Unido con la renovación de la Eurocámara y de la Comisión, la XIV Legislatura de la democracia española supone un profundo cambio de ciclo político mientras se multiplican las señales de ralentización económica. ¿Hasta qué punto estamos ante un nuevo tiempo a escala europea (y global, también) y, en particular, en España?

Un breve repaso de lo que está aconteciendo y de lo más predecible puede ayudar a dar con la respuesta adecuada. Habrá que dejar espacio siempre a lo no previsible, a la siempre posible comparecencia del azar, adopte la forma o no de “cisne negro”: ¿tendrá la epidemia viral COVIP-19 efectos determinantes sobre la economía global y sobre la estabilidad política de algunos Estados? Nadie contaba en diciembre de 2010 con que la autoinmolación de un vendedor ambulante en una pedanía de la capital de Túnez daría paso a la “Primavera árabe” y, con ella, a todos los problemas que esa región del mundo ha conocido y los que se han derivado para Europa, comenzando por la “crisis de los refugiados”, con tanto impacto sociopolítico en la Unión Europea (UE).

A escala de la UE, el año 2020 estará todo él marcado por la negociación con el Reino Unido. Ahora ha llegado “la hora de la verdad”: desde el referéndum de junio de 2016, tiras y aflojas han podido hacer pensar que este momento no llegaría; pero ya lo ha hecho. El Brexit supone alterar un supuesto básico de la historia misma de la UE: la irreversibilidad de la entrada: podría ser antes o más tarde, pero una vez dentro ya no tenía vuelta atrás. Por eso tiene tanta trascendencia lo ocurrido: el Brexit indica que hay una puerta de salida, y que el RU es “el primero” en franquearla. Ahora, en todo caso, lo que más importa es lo que resulte de la negociación: los términos de la futura relación con la UE, a sabiendas del peso económico, científico y tecnológico del RU y de su condición de potencia en el territorio militar y de los servicios de inteligencia.

Por lo que se refiere a España, 2020 marca sin duda el comienzo de un nuevo ciclo político, tanto por la composición gubernamental y del Congreso y del Senado, como por los problemas que habrán de abordarse. Un nuevo ciclo político que guarda algunas analogías con el que arrancó con la victoria electoral del PSOE a finales de 1982. En ambas ocasiones, las respectivas legislaturas suceden a un cuatrienio de gran inestabilidad política. En ambas ocasiones, hay recambio generacional en la cúspide del Gobierno. Ambas, se encuentran frente a un problema con un potencial desestabilizador muy alto: entonces, el terrorismo de ETA; ahora, el secesionismo en Cataluña. Y en ambas proliferan al inicio los alardes retóricos sobre grandes reformas y cambios.

La gran diferencia, a favor del presente, es que hoy la democracia cuenta con fuertes soportes que entonces apenas tenían relevancia: desde el tejido empresarial con que hoy cuenta la economía española y su proyección internacional, hasta la red de gobernabilidad que supone toda la estructura de las Comunidades Autónomas, pasando por palancas tan poderosas de articulación nacional como son el Sistema Nacional de Salud o el Sistema Nacional de Pensiones.

Como quiera que sea, se abre un tiempo, con la tercera década del siglo, que demanda, en todo caso, mayor presencia y participación de la sociedad civil, y tanto para exigir la calidad institucional que es requisito para la pervivencia de la democracia cuanto para afrontar los grandes retos económicos y sociales que hoy están planteados.

En el turno de debate, se plantearon cuestiones sobre la partitocracia y el fuerte control partidista de sistema político-institucional, algo no exclusivo de España, aunque sí problema grave, al que la ciudadanía y la sociedad civil deben hacer frente. En relación con la nueva etapa de la UE, se apuntó la falta de autocrítica sobre su funcionamiento, desembocando en una autocomplacencia que nunca puede considerarse buena consejera. Sobre la situación en Cataluña, se señaló que el problema se fue incubando en la etapa de Jordi Pujol como presidente, con políticas educativas y culturales que han fomentado posiciones independentistas en sucesivas cohortes de jóvenes, y que deshacer ese camino es una tarea de largo plazo que exigirá alentar actitudes de concordia y entendimiento en el seno de una ciudadanía hoy dividida.