Nota resumen sobre ‘Economía del conocimiento y competitividad de las regiones españolas’. Ernest Reig. Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia y miembro del IVIE
El conocimiento humano, y el descubrimiento de nuevas formas para su utilización, representan un factor trascendental para explicar el crecimiento económico en el mundo actual. Las inversiones en activos del conocimiento mejoran la productividad de los otros factores que contribuyen a la producción, y permiten no sólo la reducción de costes en la producción de bienes y servicios ya conocidos, sino también la aparición de nuevos productos y la utilización de procesos de producción que representan una innovación en relación a los ya existentes. El estudio que ha dado lugar a la Monografía[1] en que se basa esta conferencia cuantifica el peso del conocimiento en la economía española, analizando la influencia del capital de base tecnológica, el capital humano y la I+D+i en el crecimiento y la productividad de las Comunidades Autónomas.
Algunos de los resultados más destacados son los siguientes:
Los avances educativos se han producido en todas las autonomías, pero en bastantes casos las mejoras formativas han sido más intensas en los territorios ya mejor dotados —y que son los que más formación demandan debido al nivel de renta y estudios de su población— y más lentas en las regiones que partían de una peor situación inicial. Entre los factores que condicionan más el avance del capital humano en las regiones españolas menos avanzadas se encuentran el abandono escolar temprano, la sobrecualificación que se deriva de la limitada oferta de puestos cualificados en los tejidos productivos más tradicionales y la escasa formación de muchos empresarios.
[1] Ernest Reig Martínez (Director) (2017) La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento. Fundación BBVA-IVIE.
En la Monografía de referencia el estudio de la economía del conocimiento se articulas en torno a tres componentes principales: el capital físico de base tecnológica (maquinaria y, especialmente, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)), el capital humano de alta cualificación; y el desarrollo de actividades de I+D+i. En el análisis de la implantación de la I+D+i, se calcula para las regiones españolas el Índice Sintético de Innovación (ISI) que la Comisión Europea aplica a los países. Finalmente estos componentes básicos se enriquecen con un amplio abanico de factores externos complementarios.
Algunos datos relevantes:
a) VAB basado en el conocimiento por sectores de actividad (% sobre el VAB total)
b) Peso de los sectores intensivos en TIC en el VAB regional 2015 (%)
c) Porcentaje de la población ocupada con estudios superiores, 2000, 2007 y 2015
Lograr un buen aprovechamiento del capital humano reflejado en el gráfico anterior depende de la existencia de un tejido empresarial que permita utilizarlo productivamente y para ello es determinante la formación de los empresarios y la profesionalización de la dirección de las empresas. El perfil educativo de los empresarios ha experimentado una gran transformación, pero todavía son minoría los que acreditan estudios superiores. También en este ámbito las diferencias regionales son significativas. Madrid (50%) País Vasco, Cataluña y Navarra (más del 40%) cuentan con los porcentajes más elevados de empresarios con titulación superior, mientras Castilla-La Mancha ocupa la última posición, entorno al 25%, y Extremadura, Castilla y León y Andalucía se mueven entre el 25 y el 30%.
Ampliación de los aspectos referentes al Indicador Sintético de Innovación
En la aplicación del ISI que se ha llevado a cabo para las regiones españolas, el resultado es que las cuatro más avanzadas alcanzan valores superiores a 0,6, mientras Extremadura, Illes Balears y Canarias no llegan a 0,3 (para valores del índice comprendidos entre cero y la unidad).
El análisis realizado a partir del ISI permite una visión de los sistemas regionales de innovación que va más allá del gasto en I+D+i que realizan sus agentes, ya que se construye en torno a tres dimensiones, que recogen respectivamente los factores de entorno que facilitan el desarrollo de actividades innovadoras, las actividades empresariales orientadas a la I+D+i y los resultados de la actividad innovadora. En términos globales, es decir, sin desglosar por dimensiones específicas, el índice ISI de 2014 sitúa a Madrid en primer lugar entre las regiones españolas, con un valor del indicador del 0,7, seguida de Cataluña, País Vasco y Navarra, todas ellas por encima del 0,6. Un poco por detrás se encuentra Aragón, con 0,53, y en el otro extremo, Extremadura, Islas Baleares y Canarias, donde el indicador no supera el valor de 0,3. En Andalucía el ISI toma un valor de 0,4.
Indicador sintético de la innovación (ISI) de las regiones españolas. Valores absolutos 2008-2014 (entre 0 y 1)
Las regiones se agrupan utilizando un método estadístico de análisis de clusters, que distingue tres tipos de territorios, según sus sistemas de I+D+i:
a) Regiones con alto nivel de innovación: Comunidad de Madrid, Cataluña, País Vasco, Comunidad Foral de Navarra y Aragón.
b) Regiones con un nivel de innovación medio: Comunitat Valenciana, Galicia, Castilla y León, Cantabria, La Rioja, Andalucía y Principado de Asturias.
c) Regiones con un nivel de innovación bajo: Región de Murcia, Castilla-La Mancha, Canarias, Illes Balears y Extremadura.
El análisis anterior conduce a la conclusión de que muchas CCAA necesitan reforzar su capacidad de innovación, apoyándose en el aprovechamiento del capital humano y de las TIC, la mejora de la cualificación empresarial, el aumento del tamaño de las empresas y su internacionalización. Estas debilidades presentan variantes distintas en las diferentes regiones que se reflejan en su competitividad. La reorientación de los modelos productivos de las CCAA hacia la economía del conocimiento ha de reconocer estas diferencias para poder paliar eficazmente las debilidades de cada territorio.
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