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Foro Económico 2015 OEA «La Consistencia de la Recuperación»

RESÚMENES DE LAS INTERVENCIONES EN EL FORO 2015 DEL OBSERVATORIO ECONÓMICO DE ANDALUCÍA

El Observatorio Económico de Andalucía celebró el pasado 25 de septiembre de 2015 el IX Foro Económico en Sevilla bajo el título “La consistencia de la recuperación”, en el que participaron los ponentes que a continuación se señalan y un nutrido grupo de asistentes entre socios e invitados.

IMG_1794Ponencia “Lecciones de la crisis” de Ángel de la Fuente, director ejecutivo de FEDEA, Fundación de Estudios de Economía Aplicada
La crisis nos ha recordado la necesidad, y la urgencia, de resolver los problemas estructurales de la economía andaluza, de los cuales, los más importantes son: un mercado de trabajo que no funciona bien, una productividad en declive desde hace décadas y que, a veces, se ha ocultado por un crecimiento con poca base sustancial y la insostenibilidad de las cuentas públicas.

Para afrontar esos problemas se han hecho algunas cosas, especialmente en los ámbitos del mercado de trabajo y las cuentas públicas: reformas laborales parciales y ajustes para conseguir la estabilidad presupuestaria, pero, en general, con limitaciones, demasiadas cautelas y problemas de implementación, que han reducido su impacto (decisiones judiciales en relación a las reformas laborales, por ejemplo). Se necesitaban muchas más actuaciones: en relación con los sistemas de supervisión (especialmente pero no solo en el ámbito financiero), con la dimensión y la internacionalización de las empresas, con el sistema de negociación colectiva, con el papel de los tribunales en el ámbito laboral, en el refuerzo del marco legal de la estabilidad presupuestaria, en el sistema de pensiones, para mejorar la productividad, en la educación, en las administraciones públicas… por lo que, en buena medida, la crisis ha sido una oportunidad perdida.

Ponencia “Los límites de la política monetaria y el sistema financiero” de Fernando Faces, profesor del Instituto Internacional San Telmo de Sevilla
Las crisis financieras presentan ciclos más largos que los de la economía real y además van aumentando (al menos, desde los años 70 del siglo pasado, periodo que ha acogido cuatro ciclos) pero también aumentan las variaciones entre los momentos más altos y más bajos del mismo.
En los últimos años ha aumentado también el interés de los economistas por analizarlas, a la vista del impacto que han tenido en la economía real y de sus evoluciones, a veces tan rebuscadas e insospechadas, todo lo cual redunda en la cada vez más difícil de alcanzar una situación de estabilidad.

El crecimiento de los balances financieros ha sido brutal en las últimas décadas y la deuda global ha aumentado en todo el mundo, por lo que la sostenibilidad de la economía exige un desapalancamiento a escala mundial. La economía real no ha sido capaz de absorber todo el dinero existente. El mayor riesgo de burbuja financiera se presenta en países emergentes: China, Brasil, Turquía… En España, se ha evidenciado que las decisiones de los responsables de las entidades financieras no estaban bien fundamentadas y que sus actuaciones respondían más a necesidades propias a corto plazo que a las exigencias de solvencia que se dice rigen las políticas de concesión de deuda.

La conclusión del análisis de la situación actual es que una política monetaria exageradamente expansiva puede provocar grandes problemas en la economía real. Por sí sola, la política monetaria no puede conseguir la estabilidad económica, sino que debe ir acompañada de políticas estructurales y macroeconómicas prudenciales. La coordinación internacional y la mejora del sistema financiero internacional son fundamentales para evitar los impactos negativos en la economía real.

Ponencia “Crisis y reformas institucionales” de José Antonio Alonso, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid

La crisis no fue causada por un problema institucional pero ha dañado notablemente a las instituciones: debilitando factores que promueven la lealtad institucional (cohesión social), deteriorando reputaciones (Banco de España, CNMV…), etc., lo que ha provocado desafección en las instituciones de representación, en especial por la extensión de la corrupción, ha vuelto inadecuados arreglos institucionales previos (estructura territorial, Tribunal Constitucional, Senado…).

La recuperación, aunque se ha producido, es frágil por causas internacionales y nacionales, entre las cuales, la emergencia de problemas políticos y la relegación de cambios institucionales son algunas de ellas.

Parecen imprescindibles seis reformas: 1) en el sistema educativo, para la cual se necesita un consenso que supere el ciclo político; 2) en las administraciones públicas, con aligeramiento de la carga burocrática y la eliminación de duplicidades de funciones; 3) en el mercado laboral, para superar la dualidad fijos/temporales y superar la judicialización de las relaciones laborales; 4) para luchar contra la corrupción (incrementar los costes y riesgos asociados a las prácticas corruptas); 5) de la Seguridad Social, que actualmente carga su financiación de manera excesiva, tiene dudosa sostenibilidad y es preciso sacarla del debate electoral; 6) en el sistema fiscal, para dotar de capacidad al Estado para proveer los bienes públicos que la sociedad demanda, permitir al Estado no solo su tarea de corrección de los fallos del mercado sino la de desarrollar el mercado (Estado emprendedor) y reequilibrar el esfuerzo impositivo, con mayor progresividad.

Mesa redonda “Reflexiones sobre la economía andaluza desde el OEA”

Diego Martínez, profesor titular de Economía Aplicada. Universidad Pablo de Olavide. Sevilla
La evolución de la economía andaluza responde a un modelo típico de la teoría que se identifica como el del crecimiento de los pobres: crecen más que los ricos hasta que se encuentran con su techo de cristal. Pero el modelo que favorece un crecimiento a largo plazo es el de las economías de escala, los rendimientos crecientes, la creación de valor añadido… Andalucía tiene bloqueado el camino hacia este último modelo porque está centrada en objetivos a corto plazo como la paz social (la concertación social), en un pésimo concepto de solidaridad (PER, empresas en crisis…) y otras actuaciones que le apartan de lo verdaderamente importante, la transformación económica. Para alcanzar este último objetivo, debe apoyarse a los creativos, a los que verdaderamente innovan, a los que invierten en activos valiosos, en I+D+I, en tecnologías avanzadas… Debe seguirse a la iniciativa privada que tiene esos impulsos, no querer ir por delante, sino, en todo caso, acompañándola, por aquello de los fallos del mercado.

Joaquín Aurioles, profesor titular de Fundamentos del Análisis Económico. Universidad de Málaga
¿Es Andalucía un Estado fallido? Puede ser una idea provocadora, pero tiene bastantes elementos de verdad: la última ha sido una legislatura perdida, tenemos un gobierno en bancarrota en el que el sistema clientelar se viene abajo, los problemas estructurales de Andalucía (paro, pobreza, exclusión) no parecen que se sepa cómo abordarlos, deterioro de los servicios públicos, emigración de jóvenes con talento, burocracia… De esta situación no se saldrá por nuestro propio pié sino por la inercia de la economía española, y siempre por detrás. La pasividad de la Junta de Andalucía parece indicar que, antes que nada, la administración autonómica es un estado protector, pero sin otra función.

Jerónimo Molina, vicepresidente de Cajamar Caja Rural
Algo pasa en un país donde década tras década todo sigue igual y con índices de desarrollo económico muy por detrás de su entorno. Las políticas que se practican están alimentando a largo plazo los mismos problemas que dicen resolver en el corto, y se crean círculos viciosos que nadie se atreve a cortar a fin de no enfrentarse a grupos de presión que se oponen a medidas realmente transformadoras. En el mundo empresarial, se mantiene un mito que no hay forma de desmontar: la importancia de la pequeña y mediana empresa para el desarrollo económico, cuando lo verdaderamente importante es disponer de empresas grandes y fuertes.

José Luis Galán, catedrático de Organización de Empresas. Universidad de Sevilla
Si la competitividad de un país depende de sus empresas, la de éstas está relacionada con el sistema en que se desenvuelven. Las características del tejido empresarial es que el tamaño de las unidades es pequeño, excesiva especialización sectorial y en mercados locales y nacional, escasa productividad, producción y servicios poco diferenciados, reducida generación de valor añadido… Hay barreras para el crecimiento empresarial: barreras a la iniciativa emprendedora, falta de ambición en el empresarial, pocos incentivos para crecer, poco dinamismo…

Francisco Ferraro, catedrático de Economía Aplicada
El impacto de la crisis ha sido superior en Andalucía que en España y la salida está siendo más lenta. En las últimas décadas no se ha conseguido reducir la diferencia con la media española pese a contar con grandes transferencias tanto de la UE como de España. La base del problema hay que buscarla en el sistema institucional: marco regulador muy prolífico, sector público muy presente y poco eficiente, excesiva carga política en las administraciones, las políticas económicas han tenido efectos perversos… Otras instituciones sociales no públicas tienen escasa incidencia en el debate público. También los valores sociales y los códigos de conducta reinciden en el marco institucional.

Conferencia “España, la Unión Europea y la economía global” de Joaquín Almunia, ex vicepresidente de la Comisión Europea y profesor visitante de la London School of Economics

En la actualidad las economías que generan más preocupaciones no son las desarrolladas, sino las emergentes (China, Brasil, Rusia…). Estamos en un momento de incertidumbre en el que el horizonte no se despejará hasta que empiece a crecer la actividad económica. Pero hay riesgos, especialmente para los países que empiezan a crecer ahora.

Otras incertidumbres tienen que ver con el sistema financiero, pero no con los bancos (que ya han hecho bastantes ajustes), sino con las gestoras de activos, que están creciendo demasiado y desconocemos qué es una explosión de la burbuja de activos.

Los riesgos geopolíticos agravan la situación económica y los hay en muchos escenarios: Japón/China, Oriente Medio, Rusia, Norte de África…

No tenemos un organismo que esté analizando la posibilidad de un nuevo estallido de crisis, en este caso motivada por los países emergentes. Incluso hay quién cree que el nivel de globalización ha tocado techo y que empieza una etapa de retroceso.

En Europa, es preciso recuperar el crecimiento y los niveles de inversión. No se prevé una recuperación en todos los países de la UE, pero sí podría empezar en algunos y sería bueno que Alemania volviera a ser el motor, con un crecimiento del consumo y de la inversión. No hay incentivos para los inversores y todavía existe un exceso de deuda pública, pero el sector privado sí la ha reducido. Hay resistencias para salir de la crisis de una forma clara.

Por lo que respecta a España, el crecimiento actual parece poco sostenible a medio plazo, basado en una demanda privada que se origina en el bajo nivel alcanzado en años anteriores. No hay mucha conciencia en las administraciones de las dificultades para cumplir la exigencia de déficit y de los riesgos por el impacto que puede tener para España la crisis de los emergentes.

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