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De monos y árboles en el agro andaluz

Captura de pantalla 2013-12-01 a la(s) 15.05.08David Uclés Aguilera
El Economista
Papel y web

http://www.eleconomista.es/andalucia/noticias/5126396/09/13/los-Arboles-y-los-monos-en-el-cambio-de-modelo-productivo-agroalimentario-andaluz.html

A nivel general, parece que algunas de las incertidumbres que se cernían sobre la economía española (por su pertenencia a la Eurozona) se están despejando, al tiempo que el turismo se ha visto favorecido por una recuperación de la demanda externa y por los conflictos latentes en Oriente Próximo y el Sur del Mediterráneo.
Los indicadores adelantados y los de confianza apuntan incluso a un posible crecimiento del PIB ya en el tercer trimestre de este año. Sin embargo, el capítulo crediticio continúa enfangado y dificultado por la debilidad de las cuentas de las entidades bancarias y por el aún creciente comportamiento de la morosidad. En Andalucía se suma, además, el comienzo de un nuevo tiempo político, en el que es previsible que aparezcan nuevas caras a ambos lados del escenario político..

Parece que comenzamos a salir del túnel de la crisis. No sería lógico que se alcanzasen a corto plazo altas tasas de crecimiento del PIB o de reducción del paro pero, al menos, las condiciones generales deberían ir mejorando poco a poco. A corto plazo las mejores noticias seguirán llegando desde el sector exterior, sobre todo si se confirman los esperanzadores datos de nuestros principales socios europeos. Allí es dónde van la mayor parte de nuestras exportaciones (aunque también se ha comenzado a diversificar el mix de destinos exportadores).

El flanco exterior ha sido la válvula de escape de la economía andaluza y en punta de lanza se ha situado el sector agroalimentario, que en lo que llevamos de 2013 ha sumado 4.037,7 millones de euros (el 28,5% del total andaluz). Sin embargo, la mayor parte de esa cantidad sigue engrosada por productos en estado muy primario y con una incorporación muy limitada de valor añadido.

Desde hace unos pocos días, además, ya tenemos PAC casi aprobada y sabemos que durante unos años se va a mantener el status quo a nivel nacional y los importes económicos, lo que elimina otra incertidumbre que pesaba sobre algunos de los sectores agrarios más importantes de Andalucía. Asimismo, veremos los primeros efectos de las leyes de funcionamiento de la cadena agroalimentaria y de integración cooperativa, que si cumplen con sus objetivos deberían contribuir a mejorar la posición competitiva de las empresas agrarias en general y de las cooperativas en particular.

En resumen, todo indica que nos encontramos a las puertas de un nuevo tiempo. Un nuevo tiempo en el que se eliminan algunas de las restricciones que constreñían el desarrollo de la actividad, aunque se mantienen otras muy poderosas que podrían dar al traste con una más que incipiente recuperación que, en cualquier caso, será débil a corto plazo.

En cualquier caso, por fin este septiembre es posible mirar al futuro con un poco más de optimismo que hace 12 meses, incluso desde Andalucía. Y, aunque los problemas complejos siempre necesitan soluciones complejas, no debemos dejar de pensar en las enormes posibilidades que el sector agroindustrial tiene en nuestra tierra. Ricardo Hausmann explica la metáfora de los monos y los árboles (puede verse una presentación suya aquí: http://www.hks.harvard.edu/var/ezp_site/storage/fckeditor/file/pdfs/centers-programs/centers/cid/presentations/Hausmann%20Argentina%20abbrev.pdf). Los monos son como las empresas y los árboles son como los productos.
Para qué los países crezcan se necesitan muchos muchos monos y árboles, y que los monos se encuentren en los árboles más productivos en términos alimenticios. Pero los monos no pueden saltar demasiado lejos entre árboles, por lo que para ir hacía los mejores (productos) lo más sencillo es hacerlo dando saltos intermedios a otros más cercanos.

En Andalucía abundan los árboles y los monos en el sector agroalimentario, pero necesitamos avanzar hacia los mejores árboles. Árboles que nos permitan aumentar nuestra gama de productos vendidos y, sobre todo, aumentar el valor añadido que se genera en el territorio. Ahí es dónde se producirá el verdadero cambio de modelo de nuestra economía.