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Los retos del sistema agroalimentario

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EL PRESIDENTE DE COOPERATIVAS AGROALIMENTARIAS PIDE QUE SE DÉ PRIORIDAD A LA CONCENTRACION DE LAS COOPERATIVAS AGROALIMENTARIAS

+  “Lo que está ocurriendo en la distribución con las grandes empresas y los productores de alimentos es lo mismo que sucedió en la revolución industrial entre las multinacionales y los gremios artesanos”

Jerónimo Molina, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, pidió en una sesión del Observatorio Económico de Andalucía que se dé prioridad a la fusión y concentración de las cooperativas agroalimentarias “si no queremos que el sector quede reducido a un papel marginal, dependiente y sin capacidad para incorporar valor añadido a sus productos”. Esta prioridad debe provenir de medidas que tomen tanto la administración central como las autonómicas en la aplicación de la reciente Ley de Integración Cooperativa, para que las empresas productoras puedan desarrollar su capacidad productiva y ampliar su tamaño para poder responder a las nuevas realidades que el consumo les plantea”.

Para el ponente, esa nueva realidad responde a unos cambios de tanto calado en el sector que hacen comparable este momento con el de la imposición de las grandes multinacionales en la actividad industrial: “Lo que está ocurriendo en la distribución” dijo el conferenciante, “con las grandes empresas y los productores de alimentos es lo mismo que sucedió en la revolución industrial entre las multinacionales y los gremios artesanos”.

Tras exponer esos cambios en tres campos distintos (los hábitos de los consumidores, la forma de demandar los productos alimentarios y la distribución minorista), el conferenciante planteó cómo “existe una gran contradicción entre el papel real de la agroalimentación y su consideración social. Mientras que la producción de alimentos sigue siendo algo esencial para la humanidad y pese a que en el proceso de producción y transformación de los alimentos se están produciendo  investigaciones científicas de las más avanzadas de la actualidad, socialmente el ámbito de su producción y el medio rural son considerados como algo atrasado y poco valioso, en correspondencia con el peso cada vez menor que tienen sobre el PIB esas actividades en los países industrializados”.

“No ha cambiado la demanda de alimentos sino la forma en que éstos se desean”, dijo Molina, “por lo que los productores tenemos que adecuarnos a esas exigencias si queremos sobrevivir”. El problema es que, al mismo tiempo, la revolución de la gran distribución les deja en inferioridad de condiciones: “ni es comprensible ni razonable que la distribución, que cobra al contado, pague a ciento ochenta días, ni que imponga su propia marca, apropiándose del esfuerzo de investigación o de selección que realizan los productores y la industria agroalimentaria”.

El esfuerzo que el presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía demanda a los productores es el de agrupar a las cooperativas para que tengan la capacidad de preparar los productos tal como se los demanda la distribución y el consumidor, para lo cual considera necesario que las administraciones competentes, la central y las autonómicas, tomen medidas de aplicación de la Ley de Integración Cooperativa “para favorecer la concentración de la oferta, priorizando las ayudas a aquellas entidades que tengan un tamaño adecuado para el mercado actual, y mantenga las estructuras de primer grado, por su vinculación con el territorio, pero aliente la comercialización y transformación mediante estructuras de segundo grado”.

El conferenciante cree que estas medidas de concentración y la prioridad a las cooperativas de mayor tamaño tendrán muchas resistencias para su aplicación, incluso por una parte de las propias cooperativas, pero estima que “se hace imprescindible para que la importante oferta agropecuaria española pueda adaptarse a la nueva realidad de mercado. Del correcto desarrollo de esta ley depende, en gran parte, el futuro del sector agroalimentario español, que de no adaptar su potente oferta a las demandas actuales, quedará relegado a un papel marginal, dependiente y sin capacidad para incorporar valor añadido”.