RESUMEN DE LA INTERVENCIÓN DE DAVID TERCERO EN LA SESIÓN “SURCANDO EL CRIPTOVERSO: EL IMPARABLE ASCENSO DE LAS MONEDAS DIGITALES”
El dinero ha desempeñado un papel esencial a lo largo de la historia de la humanidad. Siendo una convención social, es evidente que ha sido una piedra angular sobre la que se ha construido el sistema social vigente en la actualidad, convirtiéndose en uno de los motores de la evolución de las sociedades y de los estados.
Representado durante la historia en una miríada de formas y tamaños, actualmente predomina como anotaciones electrónicas, bytes almacenados en computadoras que coexisten con el dinero físico en un mundo no corpóreo. Sin embargo, ¿son las monedas digitales dinero? Para que lo sean, deben cumplir tres funciones esenciales: ser un medio de pago para intercambio de bienes y servicios, ser una unidad de cuenta y ser un depósito de valor. A estas tres, cabría añadir una cuarta función: ser un estándar de pago diferido. Si cumplen todas ellas, las nuevas monedas digitales podrían ser consideradas la última versión del dinero, cuyo origen es el criptoverso.
Con esta palabra se define el conjunto de monedas digitales, de cualquier origen y naturaleza, que utilizan la criptografía para asegurar las transacciones y que conviven o han convivido de manera virtual en internet. En ese mundo se considera que hay varias generaciones de monedas. La primera generación, la de las criptomonedas privadas de valor no estable, se caracteriza por estar basada en la tecnología de “cadenas de bloques” (blockchain), no ser emitidas por una autoridad central, ser descentralizada, tener un tipo de cambio flexible, y poseer una volatilidad y rentabilidad extremas (tanto favorable como negativa). El bitcoin es la criptomoneda privada más conocida, aunque existen muchas más. Empero hay dudas de que bitcoin sea considerado dinero, habida cuenta de que no se utiliza como medio de pago ni como unidad de cuenta.
La segunda generación de monedas digitales, las stablecoins, tienen un antecedente remoto en una moneda emitida en el siglo XVII por el Banco de Ámsterdam (Holanda), un presente con distintas monedas digitales estables como Tether, Dai, Paxos… que suelen cotizar a par con el dólar estadounidense o el euro, y tuvo un posible futuro con la iniciativa de Facebook de crear una stablecoin, el Diem, que iba a ser estar respaldada por una cesta de monedas reales y activos. Sin embargo, recientemente el proyecto ha sido cancelado.
La tercera generación está compuesta por monedas digitales emitidas por bancos centrales, o CBDC (por sus siglas en inglés). Estas monedas, podrían cumplirlas tres funciones clásicas del dinero. Además, están emitidas por autoridades monetarias, pueden tener accesibilidad total o limitada, su mecanismo de transferencia puede ser centralizado o descentralizado, pueden ser de uso abierto a todo el mundo o restringido y pueden conllevar o no el pago de intereses.
La emisión de dinero digital por los bancos centrales tiene ventajas, inconvenientes e implicaciones en diferentes ámbitos, como la estabilidad financiera, la implementación de políticas monetarias, la inclusión financiera, la eficiencia en los pagos internos a un país y los externos, la seguridad en los pagos, etc. Una encuesta del Banco de Pagos Internacionales de Basilea detectó que las implicaciones podrían ser distintas para los países avanzados y para los países en vías de desarrollo, incluso para zonas en distinta situación de desarrollo dentro del mismo país. Así, en la estabilidad financiera, los organismos de ambos tipos de países están de acuerdo en sus implicaciones, mientras que sobre la inclusión financiera hay desacuerdo. En otro sentido, se entiende que la incidencia puede ser importante sobre el mantenimiento en su situación actual del sistema financiero, incluso con la desaparición de alguna de sus funciones principales.
Algunos países pequeños ya han lanzado sus monedas digitales públicas, como las islas Bahamas o una confederación de pequeños países isleños del Caribe. Entre aquellos con mayor población, solo Nigeria lo ha hecho, mientras que otros como China tienen proyectos piloto implementados en varias ciudades del país. La Unión Europea, en cambio, se encuentra en las primeras fases de estudio del euro digital.
En el debate, se preguntó al ponente si el retraso de los países occidentales en tomar decisiones podría tener implicaciones en la actual pugna geopolítica entre China, los Estados Unidos y Europa, por un mejor posicionamiento económico, a lo que contestó que, en principio, el dominio del dólar estadounidense no parece estar en peligro y que hay diversas respuestas sobre esa cuestión, pareciendo como si el mundo occidental estuviera más atento a ver las consecuencias que se van detectando en relación con las varias iniciativas ya en marcha.