Joaquín Aurioles en su intervención en la sesión del OEA celebrada el 19 de noviembre señaló que la crisis en el mercado de la vivienda tiene una enorme repercusión económica y social. Planteamos una reflexión amplia sobre las características del mismo que ayudan a entenderla, especialmente en su dimensión económica.
Entre ellas destacan la rigidez de la oferta, cuya principal consecuencia es que las tensiones no se resuelven con aumentos de la producción, sino con subidas de precios. Esto explica que entre 2015 y 2023 el precio de la vivienda haya aumentado en torno a un 60%, que es tanto como cayó entre 2008 y 2015.
También es un mercado heterogéneo (segmentado), tanto desde el punto de vista de variedades y precios, como territorial. Esta circunstancia provoca imperfecciones en las condiciones de competencia y fallos de mercado que justifican la intervención pública. Reflexionaremos sobre las medidas que proponen los grupos políticos y sobre las medidas adoptadas por los gobiernos y concluiremos en la necesidad de un esfuerzo de cooperación entre las diferentes administraciones que, dado el clima político que vivimos, parece poco probable por el momento.