DENTRO de unos días, el Grupo Joly (empresa editora de este periódico) y Bankia otorgarán, en la sexta convocatoria, los premios Andaluces del Futuro. Ya se ha hecho pública la lista de candidatos en las distintas áreas para las que se conceden los premios: ciencia, cultura, deportes, empresa y valores sociales.
Es un motivo de gran alegría saber que Andalucía cuenta con jóvenes que se están formando en las mejores universidades del mundo, o que tienen iniciativas emprendedoras admirables, por su alcance económico, su complejidad tecnológica o su éxito ya contrastado en el mercado.
Hay ingenieros y científicos que se han doctorado, o que ya trabajan, en el Caltech, la universidad con sede en Pasadena (California) que más premios Nobel de Física ha regalado al mundo y que dirige el centro de élite de la NASA, el Jet Propulsion Laboratory. Médicos que se han formado en el Instituto Karolinska, que concede los Nobel de Medicina. Investigadores de varios campos que se han doctorado en las mejores universidades europeas y norteamericanas. Todos saben inglés y otros idiomas.
Y también hay jóvenes emprendedores, que han creado empresas que desde el momento inicial están exportando sus productos fuera de España, otras que han desarrollado software sofisticados para aplicaciones móviles o empresas de biotecnología que han generado empleo de alta cualificación. Estos magníficos comportamientos e iniciativas están también plasmados en las áreas deportivas, culturales y sociales.
No podemos pretender que todos los que están fuera de Andalucía vuelvan. Un contrato en el Caltech no podemos igualarlo. Pero otros están aquí y muchos otros volverían si el entorno de trabajo que se les ofreciera fuera atractivo para su desarrollo científico o profesional.
Necesitamos una sociedad más abierta, más inclusiva, en donde no sea decisivo qué apellidos tengas, que amistades y relaciones frecuentes, por qué partido político tengas simpatías y cual sea el partido que gobierne. Necesitamos una sociedad en donde se valore más el mérito a través del propio esfuerzo y menos las relaciones, la política y el acceso al poder.
Necesitamos un entorno en el que las instituciones sean más transparentes y responsables, y funcionen defendiendo la cosa pública, no intereses particulares. Un entorno en donde las opiniones de los científicos e ingenieros tengan mayor peso y reconocimiento social del que actualmente tienen, como sucede en Suecia, en Alemania o EEUU desde hace más de un siglo. Un entorno en donde esos científicos sean líderes sociales, no como ahora sucede con cualquier presidente de equipo de fútbol. Un entorno en donde esos jóvenes que van a ser premiados y reconocidos, puedan dedicar la totalidad de su tiempo al trabajo de investigación, de emprendimiento o de impulso a la cultura o el deporte y no a rellenar documentos administrativos, a cultivar contactos o a medrar para conseguir aquello que es necesario para su desarrollo profesional. Cambios en las instituciones, en las mentalidades y en las actitudes que necesitamos para que tengamos un futuro mejor.