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El acelerado cambio tecnológico y su posible repercusión en la economia y el empleo

 

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“LOS ROBOTS PUEDEN SUSTITUIR EL 47% DE LAS TAREAS”

“Las medidas paliativas de los efectos del cambio tecnológico que consideremos adecuadas deben aplicarse con suma inteligencia para no afectar al posicionamiento de un país en el nuevo escenario de la globalización”, afirma el ingeniero y empresario Fernando Feijóo en el Observatorio Económico de Andalucía

 

La revolución tecnológica se está acelerando de manera exponencial y sus efectos transformarán radicalmente la sociedad en los próximos 20 años. Esta fue la idea central de la ponencia que, con el título “El acelerado cambio tecnológico y su posible repercusión sobre la economía y el empleo”, presentó el ingeniero naval y empresario Fernando Feijóo en el Observatorio Económico de Andalucía

Como ejemplo destacado de esos cambios radicales, el ponente aludió a un informe de la Universidad de Stanford (EEUU), según el cual los robots pueden sustituir en un breve plazo de tiempo hasta el 47% de las tareas que actualmente se desarrollan por personas en actividades productivas, lo que puede dar lugar a la desaparición de centenares de millones de puestos de trabajo en todo el mundo.

Feijóo apuntó que el cambio tecnológico puede ser comparado a la revolución industrial iniciada a mediados del siglo XVIII, pero que su desarrollo e implantación será mucho más rápido y que ya está empezando a manifestar sus efectos con las nuevas tecnologías de la información, la revolución digital, la globalización y las modificaciones en las actividades empresarial y financiera, en especial, la creciente importancia de la economía financiera y la menor de la productiva.

Los efectos combinados de estas transformaciones y de la robotización del trabajo (y también de las tareas en el ámbito doméstico y personal) se dejarán sentir en todos los órdenes de la vida, haciendo el ponente énfasis en el crecimiento de la importancia de la inversión en capital sobre la inversión en mano de obra, el aumento de la productividad por persona por encima de los salarios, la sustitución de los empleos relacionados con el sistema productivo y su correlato de desaparición de puestos de trabajo hoy considerados de nivel tecnológico medio… “La clase media está dejando de ser valiosa, especialmente en los países hoy desarrollados, no sólo por los cambios tecnológicos sino también porque está creciendo esa misma clase media en los países emergentes, con costes laborales muy inferiores a los nuestros”.

La aceleración de los cambios tecnológicos en el futuro “provocará que haya tareas o sectores perdedores y ganadores en el nuevo escenario laboral”. Entre los ganadores, se situarán quiénes obtengan rentas derivadas de la inversión financiera, pero posiblemente también una parte considerable de empleos actualmente de baja consideración vinculados a la atención personal, “aquéllos que por su propia esencia no puedan ser desempeñados por las máquinas”. Entre los perdedores, se situarán los trabajadores industriales, los hoy considerados tecnológicos no implicados directamente en su concepción y buena parte de los actuales profesionales liberales, que, de subsistir, lo harán en condiciones cada vez más precarias.

La consecuencia será un crecimiento desmesurado de la desigualdad en la distribución de la riqueza, “que ya se está produciendo en todas las economías y no sólo por causa de la crisis actual”. El ponente precisó que este crecimiento de la desigualdad no puede ser considerado como bueno “porque eso enajenará el apoyo de muchos al sistema económico”, por lo que habrá que adoptar medidas que palien esa consecuencia, pero “tales medidas no pueden poner en riesgo la capacidad competitiva de los países, porque eso es quedar al margen del desarrollo”.

Entre las cuestiones que habría que cambiar en España y Andalucía para una inteligente adaptación a los cambios por venir, Fernando Feijóo señaló la implantación de un sistema educativo que se decantara por lo muy bueno o muy práctico, pero nunca “mitad y mitad”; incrementar la capacidad emprendedora y la actitud innovadora; mejorar la calidad de las instituciones y favorecer con los sistemas salarial y fiscal las actitudes proclives al trabajo y al desempeño de la vida por cuenta propia. Como ejemplo, enfatizó que los impuestos no podrán establecerse de tal manera que supongan incentivos positivos para quiénes se retiren de la actividad laboral y negativos para los emprendedores e innovadores, abogando por el llamado “negative income tax”, que, partiendo de estimar un ingreso base, solo hace cotizar o devuelve al contribuyente un porcentaje de la diferencia entre su ingreso real y esa estimación.