LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA HA EMPEZADO CON DESIGUAL FUERZA SEGÚN LOS PAÍSES PERO LA CRISIS NO HA ACABADO
En España y, en especial, Andalucía, las dudas aún no están despejadas, además de que su consistencia es escasa y la consolidación del crecimiento puede llevar años
La recuperación económica ha empezado con desigual fuerza según países y áreas económicas pero la crisis mundial no ha acabado. En España persisten las dudas, al tiempo que el modelo de recuperación no favorecerá la creación de empleo, mientras que en Andalucía no hay indicios de que la crisis haya supuesto un cambio sustancial en el modelo productivo, y la recuperación, en el mejor de los casos, lenta. Esas fueron las principales conclusiones de los ponentes de la sesión de análisis de la situación económica que se celebró en el Club Antares, organizada por la Fundación Foro Antares y el Observatorio Económico de Andalucía.
Los ponentes de la sesión se distribuyeron su análisis por ámbitos geográficos. Fernando Faces abordó el ámbito internacional y europeo en particular, José María O’Kean hizo su exposición sobre el conjunto nacional y Francisco Ferraro el de la economía andaluza.
Fernando Faces consideró que la economía mundial está saliendo de la mayor crisis que ha vivido el mundo desde la crisis del 29, pero la vulnerabilidad de muchos países crea incertidumbres que pueden afectar al ritmo de la recuperación. Entre los países del mundo desarrollado en mejor situación colocó a los Estados Unidos, cuya economía está creciendo y creando empleo, al tiempo que abandona la política de inyección de liquidez. Los países emergentes se encuentran en situación de stand by, con algunas burbujas inmobiliarias y reformas pendientes de las que depende su futuro, así como con dinámicas diferentes y problemas de todo tipo que marcan diferencias entre ellos, colocando a algún gigante como Brasil en situación difícil. China y Asia están en proceso de cambios estructurales, teniendo igualmente que afrontar problemas sociales de difícil salida.
Europa está saliendo de la crisis, y ya es una buena noticia que el euro no esté en peligro y que los países estén haciendo las reformas necesarias a ritmo diferente, con Alemania como motor, pero con otros grandes como Francia e Italia y algún pequeño (Grecia) que siguen en situación negativa o parados. La Unión Europea debe avanzar hacia una mayor integración, en especial en la creación de una unión bancaria que resuelva de manera definitiva el problema de solvencia de sus bancos, que aún siguen sin dar créditos y financiar a las pequeñas empresas, que no van bien, lo contrario que las grandes.
José María O’Kean hizo un análisis de las anteriores crisis económicas españolas, señalando que la construcción siempre había sido protagonista del proceso de crecimiento y que eso suponía un motivo de debilidad estructural, además de una dificultad para la recuperación en esta crisis, porque ahora no lo puede ser; otra dificultad es el volumen del endeudamiento, el tercero mayor del mundo, pero mucho más significativo en términos relativos (“debemos estar tres años sin comer para pagar nuestras deudas” señaló).
El ponente consideró que el modelo económico de España está basado en el consumo privado y en la inversión en vivienda, motivo por el cual la crisis ha sido mucho más fuerte que en otros países. Como elemento positivo, apuntó a las exportaciones, gracias a cuyo crecimiento las caídas de los últimos trimestres no han sido tan grandes, habiendo sido el factor impulsor de la recuperación que se inicia y ello indica que el tejido empresarial ha sabido hacer cosas bien en una situación muy difícil.
“Todas las reformas que se están haciendo son insuficientes; el problema central de la economía española en el pasado ha sido la falta de competitividad, ya que crecían los costes laborales y no la productividad, aunque en los últimos tiempos se están produciendo cambios en la buena dirección y que nos van a permitir salir de la crisis” señaló. No obstante, el modelo de esta salida no favorecerá la creación de empleo, lo que a su vez impedirá la mejora del consumo, por lo que el crecimiento de la economía será lento. Para asegurar que las exportaciones no decaigan, debemos seguir insistiendo en la mejora de la competitividad, lo que significa tanto no aumentar los costes laborales como apoyar al conjunto del tejido empresarial, en especial al sector industrial manufacturero.
Francisco Ferraro, tras analizar el comportamiento sectorial y de los diferentes agregados de la composición del PIB en Andalucía, estimó que la recuperación está llegando débilmente a Andalucía, donde la crisis ha producido unos cambios significativos en la estructura productiva que aún no están concluidos. Así, señaló que la construcción perdió la mitad de su peso entre 2007 y 2013 (unos 8 puntos porcentuales), pérdida que ha supuesto el aumento del peso de los servicios tanto de mercado como de no mercado. También la industria ha aumentado ligeramente su peso, mientras que el sector primario lo ha mantenido. En un futuro inmediato es previsible que la construcción siga perdiendo peso, así como, en función de la necesidad de ajuste del gasto público, los servicios de no mercado.
El impacto de la crisis ha sido más intenso en Andalucía que en España en términos de empleo, caída del PIB per cápita, de población activa y del crédito. Como previsión, estimó que si la recuperación debe hacerse sobre el consumo privado, se tratará de una recuperación muy lenta, porque el consumo está lastrado en la comunidad autónoma por el mayor nivel del paro y de endeudamiento y la menor renta por habitante. El turismo sí se ve como sostenedor de la recuperación, al tiempo que las exportaciones están dejando poco a poco de ser uno de los motores de la salida de la crisis.
Todo ello apunta a una salida de la crisis en términos convencionales y no hay ningún indicio de una transformación en profundidad de la economía andaluza, con crecimiento de sectores de futuro y con mejora de su competitividad general. Hay proyectos de emprendimiento que reflejan una nueva actitud para asumir su futuro por parte de los jóvenes, pero no hay una masa crítica suficiente para que este nuevo emprendimiento llegue a convertirse en una dinámica transformadora de la economía. Por todo ello, parece que la salida de la crisis estará muy subordinada a lo que ocurra en el conjunto del país y, en el mejor de los casos, la consolidación del crecimiento llevará años.