Resumen de la intervención de Juan Ignacio de Arcos, Ingeniero Industrial y PMP sobre “Inteligencia Artificial: ¿fervor o temor?”
Desde los albores de la humanidad, el ser humano ha sentido la inquietud de emular su propia inteligencia. El derrotar al ser humano en el juego ha sido, entre otras métricas, un objetivo perenne y ha motivado a equipos de personas e investigadores a desarrollar mecanismos primero y software después hasta conseguir dichos propósitos.
Gracias a esos retos, la comunidad científica ha ido logrando hitos importantes en la consecución de la llamada Inteligencia Artificial (IA), induciendo a algunos pensar que se ha alcanzado la IA más general y flexible frente a otros que abogan que la realidad es menos fantástica y defienden enfocar los esfuerzos en la IA real y aplicable a los negocios cotidianos, basado en un tipo específico de la IA como es el Machine Learning.
Tras sufrir altibajos a lo largo de su historia, en las últimas dos décadas se han logrado los avances más significativos hasta llegar al momento actual, donde parece que todo está impregnado de IA. Es más, los inversores necesitan confirmar que el lugar en donde van a depositar su inversión rezuma IA, de una u otra forma. Es en este ambiente donde surgen problemas y riesgos importantes que afectan a las corporaciones, los gobiernos y los ciudadanos.
Sin embargo, la IA también presenta riesgos y desafíos importantes: la huella medioambiental, la concentración de poder en las grandes compañías tecnológicas, la discriminación algorítmica, la violación de la privacidad de los datos, el impacto en el mercado laboral…son algunas de las aristas de esta nueva tecnología que nos envuelve, pero ala que hay que controlar y regular.