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El OEA ve perdida la recuperación del verano y mantiene la caída del PIB andaluz en el 15%

DIARIO DE SEVILLA

La economía andaluza no remonta. La recuperación del inicio del verano se ha perdido y la previsión es que el PIB de la comunidad autónoma mantenga a final de año una contracción del 15% y la tasa de paro se eleve al 30%. Éstas son las conclusiones del Observatorio Económico de Andalucía (OEA), que desde mayo dibuja este sombrío panorama económico.

El presidente del OEA, Francisco Ferraro, presentó este martes el informe Economía Andaluza. Tercer trimestre de 2020, que viene a ratificar que el impacto de la pandemia sigue siendo intenso y negativo, sobre todo después de que Andalucía esté viviendo una segunda oleada de Covid-19, con mayores contagios y con la vuelta a medidas de restricción de la movilidad y la actividad, aunque menos drásticas que en primavera.

Ferraro explicó que las previsiones de crecimiento de la economía andaluza para el conjunto del año siguen totalmente condicionadas por sometidas a la  incertidumbre que impone la evolución de la pandemia. «El comportamiento del último trimestre del año determinará el resultado final de 2020, y ya ha pasado el mes de octubre, en el que la transmisión de los contagios se ha intensificado en forma de segunda oleada de la pandemia y ha obligado a la adopción de medidas de contención con repercusión en la actividad económica», describió el catedrático, que agregó que noviembre «ha comenzado en un clima en el que parece inevitable adoptar medidas más severas y cercanas a las del confinamiento, por lo que es creciente el consenso entre los analistas que de la recuperación se está pasando a una nueva contracción de la economía en el cuarto trimestre, si bien de menor intensidad que la de primavera».

Para el panel de expertos del OEA, «la intensidad de la contracción del PIB en el tramo final del año dependerá del daño estructural que haya provocado la crisis sanitaria en el tejido productivo y de la gravedad y duración de las medidas restrictivas a la actividad». También dependerá, entre otros factores, según apostilló Ferraro, de la incidencia en el mercado de trabajo del vencimiento de los ERTE iniciados en el estado de alarma decretado en marzo.

El deterioro económico del tejido productivo andaluz se prevé tanto en la demanda como en la oferta. Así, desde la perspectiva de la demanda, «la ruptura en la recuperación del consumo de los hogares en octubre anticipa una mayor contracción de este componente de la demanda interna, debido al aumento de la destrucción de empleo, cierre de empresas y reducción de los beneficios empresariales, donde los haya, porque hay muchas empresas en pérdidas, y a la mayor propensión al ahorro en un escenario de incertidumbre creciente», según detalló Ferraro.

Ni siquiera el aumento de la afiliación en octubre, que  volvió a crecer por sexto mes consecutivo, mitiga esas pesimistas perspectivas, dado que se aprecia una ralentización generalizada de la recuperación junto con un comportamiento más contractivo en la hostelería y en las actividades artísticas y de entretenimiento. Anticipa también un nuevo desplome del consumo de los no residentes, que no compensará el consumo público. Esta situación mantendrá contraída la inversión empresarial. Tampoco se dan las condiciones para que la demanda exterior impulse la demanda agregada, a la vista de la desfavorable y más reciente evolución de las exportaciones.

Desde la perspectiva de la oferta, a excepción del sector agrario, que seguirá manteniendo un nivel de producción escasamente influido por la pandemia, la producción de los sectores no agrarios intensificará su contracción en el cuarto trimestre. Significativamente en el sector servicios y en concreto en las especializaciones que ya sufrieron con mayor intensidad el desplome de la actividad en la primera mitad del año en Andalucía: el comercio, el transporte y, fundamentalmente, la hostelería y el  entretenimiento.

Ferraro explicó que la construcción continuará la inercia de las obras ya contratadas en un escenario de contracción del mercado inmobiliario, tendencia a la baja de los precios y escasez de nuevos proyectos e inversiones, mientras que la industria acusará la debilidad de las manufacturas ante una demanda en recesión, fundamentalmente en bienes de equipo y de consumo duradero.

Toda esta evolución es el que lleva al panel de expertos del OEA, a mantener, como en el trimestre anterior, su previsión realizada en mayo: una contracción en el entorno del 15% del PIB en 2020, como resultado de una ligera reducción de la actividad en el último trimestre del año respecto al tercero, con la consecuente destrucción de empleo y un aumento de la tasa de paro hasta el entorno del 30%.

Ferraro detalló que «la recuperación esperada tras el colapso del segundo trimestre dibujaría finalmente una W asimétrica, y podría iniciarse la recuperación en el segundo trimestre de 2021, con un crecimiento previsto del 6% al cierre de este año, por lo que no se alcanzaría el nivel de producción de 2019 antes de 2023″