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«Retos y oportunidades de la economía de plataformas: una visión desde Andalucía»

Síntesis de la exposición de José Ignacio Castillo Manzano «Retos y Oportunidades de la economía de plataformas.Una visión desde Andalucía»

 Probablemente, el elemento económico más destacable de esta década, cuyo año final acabamos de comenzar, está siendo la expansión global de la gestión empresarial basada en plataformas. Estas pueden definirse como un modelo de negocio en el que el activo principal es la creación de una comunidad de clientes y proveedores, si bien dentro de él caben variantes con el común denominador de su presencia en el mundo digital para efectuar transacciones comerciales en mejores condiciones que en el mundo real.

Gracias a esas plataformas, se han creado multitud de mercados virtuales que se acercan al concepto casi utópico de la competencia perfecta, con multitud de oferentes y demandantes de productos homogéneos en entornos de información casi perfecta y con costes de transacción despreciables o muy bajos. Estas plataformas suelen suplantar a mercados reales en ocasiones muy alejados de estos principios, como sería el de los alquileres, los taxis o todos aquellos productos o servicios en los que el escaso tamaño de su demanda local impide que haya muchos oferentes.

Esa suplantación contribuye a la expansión de los nuevos mercados de forma exponencial, lo que hace crecer el empleo incluso en entornos de desaceleración económica como el actual o con crecimientos bastante más bajos de los que eran precisos antes para la dinamización del mercado de trabajo.

Como ejemplos de la rápida y exitosa expansión de este modelo, se puede citar que es empleado por 7 de las 10 empresas con mayor valor bursátil del mundo, entre ellas las seis primeras (año 2018), previéndose, que para 2025, el 30% de la economía mundial se generará en plataformas. Esta previsión lleva implícita su expansión por sectores estratégicos hasta ahora no muy explorados como la educación, el transporte, las finanzas o la energía, entre otros. Hay que precisar, no obstante, que el valor bursátil de las empresas que lideran estos nuevos mercados no se corresponde con el valor de los activos reales que poseen ni con los beneficios (a veces todavía inexistentes) que proporciona la actividad económica que realizan, sino más bien reflejan las expectativas que han abierto en el sentido de transformar los modelos de consumo e incluso de vida vigentes hoy en la ciudadanía en general.

El anverso de la moneda lo conforma el hecho de que esta apariencia de competencia perfecta se limita al entorno virtual, ya que, cuanto mayor sea el éxito de la empresa que gestiona la plataforma, existe mayor probabilidad de convertirse en un oligopolio o incluso monopolio global, gracias a la economía de red.

Por otro lado, la rapidez en la expansión de este modelo de negocio (mucho más que en otros momentos históricos de la revolución de los sistemas productivos) deja multitud de cuestiones sin resolver que exigen, en muchos casos, la definición de nuevas reglas de juego por parte de las administraciones e instituciones, definiciones que en bastantes casos exigen superar los mercados nacionales. Entre estas cuestiones se pueden destacar la gestión de las pérdidas y la atención de los perdedores en los mercados originales afectados por los nuevos virtuales, especialmente en cuanto a los proveedores de los servicios que son objeto de las plataformas: la defensa de la competencia y de los derechos de propiedad en los mercados virtuales, la infratributación asociada a muchas de ellas, tanto en los impuestos de sociedades como en cotizaciones sociales y en impuestos indirectos, la facilidad para la elusión fiscal que proporciona a gestores y proveedores de bienes o servicios y lo que se ha venido en denominar la “uberización” del empleo, su precarización en base a las posibilidades que se conceden a las empresas para rebajar la protección de sus empleados: retribuciones, tipos de contratos, entre otras. Todo lo cual desemboca en la extensión de un modelo de mercado laboral que extiende la polarización y desigualdad.

Frente al liderazgo estadounidense, diferentes países, desde el sudeste asiático, como China o Singapur, hasta la propia Rusia, han optado por un claro modelo que se podría definir como de “nacionalismo de plataformas”, en el que el operador principal local es una versión nacional del original norteamericano. Esta política se ve favorecida por los no muy altos costes de inversión que requiere la creación de una plataforma.

Por su parte, Europa carece de una estrategia común para hacerse visible en este nuevo modelo empresarial, más allá de contar con una empresa que, en este momento, lidera el mercado mundial, pero sometida a una intensa competencia por parte de otras de los países asiáticos; esa carencia puede entenderse como consecuencia de la todavía poco avanzada integración en la Unión Europea en ámbitos regulatorios básicos, como los aspectos legislativos, fiscales y otros; en el caso de los países mediterráneos, no suelen existir tampoco ni estrategias ni grandes empresas nacionales.

En este contexto, Andalucía, a priori, cuenta con muchas de las piezas del puzle necesarias para plantearse objetivos claramente más ambiciosos de los parecen tenerse en estos momentos. Como universidades top en computación e informática, sobre todo Granada y en menor medida Jaén se cuentan entre las más exitosas de España e incluso Europa; hay una extensa red de incubadoras y aceleradoras de empresas, aunque de calidad desigual, así como las economías de aglomeración que suponen los parques tecnológicos de Málaga y Sevilla. Además de un mejor ensamblaje de estas piezas (véase la desconexión geográfica que suponen los puntos anteriores) en la búsqueda de una forma de hacer eficiente el encaje de todas ellas, una estrategia decidida de apoyo a este modelo de negocio trasciende las infraestructuras tecnológicas de nuestra comunidad y exige una mentalidad más proactiva en nuestras instituciones y una mayor conciencia en el tejido empresarial, e incluso en la sociedad, de la importancia que tendrá en el futuro este nuevo modelo económico.

Presentación de la ponencia plataformas_oea